Artículo publicado en Delicias al Día
La aritmética parlamentaria resultante de las elecciones del 20 de diciembre no tiene precedentes y está complicando de una manera hasta ahora desconocida la formación de gobierno. Va a tocar hacer un curso acelerado de parlamentarismo, sobre todo para quienes no habían contemplado más opción que las mayorías absolutas o muy amplias con pequeños apoyos. La nueva situación permite mayorías variables en función del tema que se debata, algo habitual en otros países. Es una experiencia que también estamos viviendo en los ayuntamientos desde el pasado mes de mayo; aquí mismo hemos visto todo tipo de combinaciones en varias votaciones, y sobre todo se ha profundizado el diálogo previo y la búsqueda de acuerdos, como destacó la prensa en el pasado debate presupuestario.
En el Congreso de los Diputados podría darse la circunstancia de que se
acabara formando un gobierno encabezado por Rajoy u otra persona del PP pero
que se aprobaran leyes sin su apoyo. Y lo mismo con uno de Sánchez, por
supuesto. Incluso si no se llega a formar gobierno y se repiten las elecciones
el Congreso tiene la posibilidad y el deber de continuar con la tarea
legislativa. Y ello debería permitir corregir, al menos, algunos excesos de
etapas pasadas. Hay consenso entre grupos que suman una mayoría parlamentaria
holgada en que la llamada “Ley Mordaza”, en su totalidad o al menos en parte,
debe ser derogada. No debería desaprovecharse esa mayoría, fruto
del mandato ciudadano, y derogar tanto la reforma de la Ley de Protección de la
Seguridad Ciudadana, como la del Código Penal, ambas aprobadas el pasado año.