En Julio del año pasado presentamos una moción para hablar de la reforma de la Administración Pública que se ha ido preparando, solicitando al equipo de gobierno un poco de orgullo municipalista para defender la autonomía y competencias de los Ayuntamientos. No solo no ha sido así, sino que aplauden ahora a rabiar una reforma que limita drásticamente la capacidad de intervención pública.
Quiero hacer, en primer lugar, un análisis de los contenidos de la reforma, aunque después comentaré algo sobre lo que creo que subyace en ella. Y lo desgranaré en ocho puntos que llevan a rechazar de plano esta reforma. Eso sí, quiero dejar claro que cualquier nueva redacción que pudiera realizarse a la luz de aquella funesta reforma constitucional del artículo 135 nos llevará a un escenario en el que la estabilidad presupuestaria pase por encima de las necesidades de la ciudadanía. Y eso debe pesar en las conciencias del PSOE y del PP.
Quiero hacer, en primer lugar, un análisis de los contenidos de la reforma, aunque después comentaré algo sobre lo que creo que subyace en ella. Y lo desgranaré en ocho puntos que llevan a rechazar de plano esta reforma. Eso sí, quiero dejar claro que cualquier nueva redacción que pudiera realizarse a la luz de aquella funesta reforma constitucional del artículo 135 nos llevará a un escenario en el que la estabilidad presupuestaria pase por encima de las necesidades de la ciudadanía. Y eso debe pesar en las conciencias del PSOE y del PP.